NINGÚN DÍA ES IGUAL

Hace poco entré en una de esas crisis por las que pasamos al ir creciendo, muchas veces no puedo entenderlo todo; Pienso en si es lo que hago o...

Es la vida?, la lista de expectativas que no he llenado?, es el reloj que no me somete algo de respiro para acoplarme de nuevo? ,  o son los cambios?,  las lecciones?, o soy yo ?, soy yo sintiéndome distinta mientras el mundo sigue siendo el mismo? o estoy exigiendo muchas cosas que en el momento no puedo ver o llegar a ello?

Muchas veces he  encontrado consuelo en cosas simples, como en un sueño profundo, en un abrazo de alguien cercano, en visitas inesperadas, en recuerdos fugaces donde  se aparecen las caras que solían estar casi siempre, las voces que solían hablarme siempre, aquellos cuerpos que solía poder tocar, las risas que podía distinguir a distancia. Tomo un respiro y pregunto y también me pregunto por mi existencia en esta tierra, por lo que quizá esté haciendo para lograr lo soñado, porque de vez en cuando me pregunto si estoy tomando el camino correcto para alcanzar aquello por lo que tanto he luchado; a lo que normalmente responden:

No hay un camino correcto, en todos los camino existe un salto de fe que se tiene que dar, un salto de valentía y perseverancia. A lo que se refieren en tener confianza de cada paso y decisión que tome, confiar lo suficiente en mis pies para atravesar todo y en mis manos para alcanzar lo que sueño. Con cada día que pasa, es más y más clara mi visión, puedo decir que, hoy es un mejor día, que todos los días puedes ser algo mejor. No lo tengo todo aún, pero, tal vez la solución es que debería relajarme y recordar que si uno es totalmente agradecido, lo demás viene solo, solo hay que ser perseverantes, luchar y tener en cuenta que ningún día es igual, puedes mejorar siempre que te lo propongas.

A veces sentarse y observar es lo mejor, cuando lo cotidiano recobra brillo, se vuelve cada vez más alegre y es porque sé que, a pesar de que siempre pase algo día a día va sonar mucho mejor y me alegrará escucharlo, como al mirar a mi madre siempre reír por la misma película, esa película que se ve mucho mejor cuando es al lado de ella y ver a mi padre escuchar la misma canción, aquella  que suena más feliz cuando el la escucha. Muchas veces sabes que podrás tener muchos amigos, pero a los mejores los llamas hermanos, que tus primos favoritos se vuelven en tu felicidad; que tienes a donde correr cuando llueve sobre mojado, y sí, es un alivio, sí, pero también la felicidad más grande e importante.

Mi casa es mi hogar, aquel hogar que se pinta de todos los colores y que nada la desmantela, siempre será mi hogar, ese donde el amor y la felicidad nunca faltará. Porque si hoy me duele algo, mañana definitivamente será un mejor día con sólo verlos sonreír. Porque sé que en este tambaleo no ando sola, los jardines seguirán inundándome de felicidad, los recuerdos del sacrificio de mis padres por su familia que me dan esas agallas para seguir adelante y así recordarme diariamente que nada es fácil pero que no siempre habrán tiempos grises y el sol siempre vuelve a salir.

Soy muy afortunada, porque no tengo todo lo que quiero, tengo todo lo que necesito. Aquí, hoy, ahora, 22 años después, corroboro que el amor es un gran sentimiento y es totalmente incondicional, y que, de donde crecieron mis raíces siempre tendré los mejores recuerdos, los sacrificios de mis padres, las épocas pesadas de las cuales pensamos  salir ilesos, pero los pequeños saltos de fe nos enfrentaron con lo que somos hoy, con lo que somos ahora, un amor, una lágrima, un abrazo, un respiro, una pausa. Somos el amor que siempre cosechamos, somos lo bueno que le damos a los demás, la sinceridad que reflejamos y entregamos; el amor que generamos y repartimos.

Sabemos que existen factores externos que no depende de nosotros y pueden truncar, por un laaargo tiempo nuestro avance... 

Pero, en eso consiste la vida, en avanzar, agradecer, amar, no desistir.

Porque todo el tiempo podemos cambiar, mejorar.

Ya que ningún día es igual y cada día es una oportunidad.